Pinya Colada Adventure 09

Dues cullerades de ganes, un rajolí de curiositat, un polsí d'enginy, un terròs d'energia, una part de Jaume, una part de Leire... i remenar amb molt d'amor. Bon viatge!

Dos cucharadas de ganas, un chorrito de curiosidad, una pizca de ingenio, un terrón de energía, una parte de Jaume, una parte de Leire... y revolver con mucho amor. Buen viaje!

sábado, 21 de noviembre de 2009

Excursión a Boca Chica

La guía ya avisaba, Boca Chica no es la playa mas bonita ni la mas tranquila de la República Dominicana. Pero valia la pena ir para pillar un poquito de color e ir pillandole el tranquillo a los autobuses publicos. Ademas hemos descubierto gracias a ello una parte del pais donde la mitad de las cosas estan a la venta y la otra mitad en ruinas.
Después del desayuno de rigor en el hostal, hemos cogido el bus que nos ha llevado directamente a Boca Chica. El recibimiento ha sido un poco agobiante lleno de locales ofreciendote todo tipo de servicios de amacas, comida y mas. Al final hemos decidido tumbarnos debajo una palmera, el calor es sofocante, y esperar que no viniera demasiada gente a ofrecernos de todo: massax, minicuri, pidicuri, coco, fruta... Entre la marabunta de bares y restaurantes hemos encontrado un italiano que ofrecia una carta de ensaladas que combinada con un mix de frutas naturales nos ha llenado el estomago. Después hemos hecho "el lagarto" en unes amacas a orillas del Caribe.
Cuando se ha empezado a tapar el cielo, hemos recogido y de vuelta a santo domingo; llevamos dos dies que al atardecer se ha puesto a llover y no nos apetecia mojarnos. Hemos vuelto al hotel paseando por la zona colonial comiendo tostones y recordando la noche anterior: risas y maas risas con otros huespedes del hostal, amigos de Tobías y Juan. Jesús, el valenciano que busca un piso para comprar por la zona para quedarse a vivir y que estaba de lo más animado, Masiel y Marcel (aquí estos nombres parece que hayan cambiado de género), una pareja de dominicanos que se van a cadar pronto, Juan el barman del 'hostal que no paró de servir rones con cola; así como más gente que se unió a la mesa. Celebrávamos la instalación de las luces de navidad en la calle, cuatro cables mal conectados a bombillas de diferentes color e intensidad que hicieron saltar los fusibles en más de dos ocasiones en la casa de al lado. Cuando al final funcionaron, fue la excusa perfecta  para arrancar la máquina de los rones.

1 comentario:

  1. que excusa más barata!! mira que esperar a que pase todo eso para conectar la máquina de rones! vaya....y con todo tumbados bajo la palmera....ui si! :-P

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