Una vez resuelto el pequeño inconveniente de la habitación( al final todo salió mejor de lo que nos hubiéramos imaginado nunca), nos relajamos, charlamos, cenamos, pasamos unos días estupendos en el hotel; parecíamos borregos, comer- playa, playa- comer, menos mal que la playa de Bávaro es kilométrica y nos cundió dando largos paseos mientras manteníamos largas conversaciones.
Pero no los íbamos a tener allí metidos los 10 días, no podían perderse el país tan estupendo al que habían llegado! Alquilamos una furgoneta, y rumbo a la capital, a salir del "encierro resort". El viaje, un poco traumático sobre todo para Josu, veía por todas partes carros que nos iban a chocar, pero creo que les gustó salir y ver país. Llegamos a a la capital sin problemas, nos instalamos en el apartamento, pusimos en su sitio todas las cosas que nos habían traído(espárragos, tomate, bonito del norte....brutal) y de paseo por la zona colonial. Nos dio tiempo de tomar algo en Segafredo y llegar a la barbacoa de Tierra Plana, donde estaban todos, con una juerga bastante maja.
Allá, todos estuvimos muy a gusto, a la family le encantó el lugar, hicimos playa, paseos, excursiones, cenas y comidas riquísimas, ...no se puede pedir más.
Pero había que volver al hotel, y eso hicimos el lunes, para estar los dos últimos días más tranquilos en el hotel.playa-comer, ver como es la lluvia caribeña, aprender a bailar bachata, jugar al bingo, sí al bingo...muy fuerte, playa, descanso,leer, charlar,...
Jaume y yo nos fuimos a las 3 de la tarde, deprisa y corriendo, a coger el autobús que nos devolvía a la capital. Y ellos dejaban el hotel a las 5, para coger un avión que les llevaba de nuevo a España. Cada mochuelo a su olivo, pero más felices y contentos que 10 días antes.